De SFO nos dirigimos al Sur, pasando por Santa Bárbara, Monterrey, Carmel (que es absolutamente precioso) con unas casas de ensueño, parece que las casas se integran perfectamente en la naturaleza, los centros comerciales están hechos con gusto exquisito también integrados paisajisticamente en el entorno, y para los que seáis muy pijos hay una tienda Cartier, donde nos dimos una vuelta, evidentemente no compramos nada.
Visitamos la misión de Carmel que es bonita de verdad, uno de los pocos vestigios antiguos del nuevo continente, he de decir que nos colamos por la puerta de atrás ya que habían unos carpinteros reparando algo y aunque titubeamos bastante antes de cometer tamaña tropelía nos animamos y disfrutamos del placer de ver algo por la cara, cosa que indiscutiblemente a los españoles nos encanta por el pícaro que llevamos dentro.
Aunque haya contado el delito si os digo que vale la pena pagar por esta misión.
En este dia nos alojamos en Salinas, tuvimos que desviarnos por lo contado anteriormente la subasta y exhibición de coches antiguos en Monterrey, en Monterrey daros una vuelta por el muelle y comer allí una “Chowder Clam” una deliciosa sopa de patata y almeja, está riquísima y muchos restaurantes os ofrecerán probarla para ver si os decidís por su establecimiento, también podréis probar pescado a la plancha y calamares que ojo, no están nada mal, a sabiendas de lo exigentes que somos los malagueños con el pescado.
Monterrey también tiene un acuario que no visitamos, seguro que era estupendo pero he visto los de Valencia y Barcelona que son maravillosos.
Nuestra idea era atravesar Big Sur, esperando, rogando que la niebla y el mal tiempo que nos acompañaban desde SFO nos dejarán atrás de una vez, pero no hubo manera, la niebla, el viento y las temperaturas para nosotros los malagueños rayanas en lo invernales nos estropearon una travesía largamente soñada, y si, Big Sur es bellísimo, una sucesión de calas salvajes, acantilados y naturaleza que te deja fascinado, aunque no pudimos dejar de murmurar, si hiciera buen día que bonito sería esto, paramos mucho e hicimos muchas fotos, constatamos lo que disfrutaban los surferos de las olas. Vimos a los elefantes marinos en la playa, otra cosa increíble, que peste echaban los cabrones, pero que bonitos, también me quedé como boba, clavada ante la valla que nos separaba de ellos, viendo como nos amenazaban sacando pecho y sacudiendo sus bamboleantes morros, eran impresionantemente bellos y horribles al mismo tiempo.
Visitamos la misión de Carmel que es bonita de verdad, uno de los pocos vestigios antiguos del nuevo continente, he de decir que nos colamos por la puerta de atrás ya que habían unos carpinteros reparando algo y aunque titubeamos bastante antes de cometer tamaña tropelía nos animamos y disfrutamos del placer de ver algo por la cara, cosa que indiscutiblemente a los españoles nos encanta por el pícaro que llevamos dentro.
Aunque haya contado el delito si os digo que vale la pena pagar por esta misión.
En este dia nos alojamos en Salinas, tuvimos que desviarnos por lo contado anteriormente la subasta y exhibición de coches antiguos en Monterrey, en Monterrey daros una vuelta por el muelle y comer allí una “Chowder Clam” una deliciosa sopa de patata y almeja, está riquísima y muchos restaurantes os ofrecerán probarla para ver si os decidís por su establecimiento, también podréis probar pescado a la plancha y calamares que ojo, no están nada mal, a sabiendas de lo exigentes que somos los malagueños con el pescado.
Monterrey también tiene un acuario que no visitamos, seguro que era estupendo pero he visto los de Valencia y Barcelona que son maravillosos.
Nuestra idea era atravesar Big Sur, esperando, rogando que la niebla y el mal tiempo que nos acompañaban desde SFO nos dejarán atrás de una vez, pero no hubo manera, la niebla, el viento y las temperaturas para nosotros los malagueños rayanas en lo invernales nos estropearon una travesía largamente soñada, y si, Big Sur es bellísimo, una sucesión de calas salvajes, acantilados y naturaleza que te deja fascinado, aunque no pudimos dejar de murmurar, si hiciera buen día que bonito sería esto, paramos mucho e hicimos muchas fotos, constatamos lo que disfrutaban los surferos de las olas. Vimos a los elefantes marinos en la playa, otra cosa increíble, que peste echaban los cabrones, pero que bonitos, también me quedé como boba, clavada ante la valla que nos separaba de ellos, viendo como nos amenazaban sacando pecho y sacudiendo sus bamboleantes morros, eran impresionantemente bellos y horribles al mismo tiempo.
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